Si eres capaz de erradicar el infierno de tu interior, la felicidad ya está ganada.

Nada o nadie más que tú mismo puede hacerte verdadero daño. Todos llevamos en nuestro interior varios monstruos que no nos dejan avanzar en el camino. Éstos son la rigidez, los preceptos, los preconceptos y los prejuicios. Los enemigos internos son 10.000 veces más peligrosos que los externos. Por ellos, son los primeros contra los que debes luchar. Prepárate muy bien antes de entrar en contienda contra el mal (contra el mal que hay dentro de ti, el único mal real). Con espíritu guerrero saldremos más poderosos de cada enfrentamiento contra nuestra desidia, depresión, autodesprecio, etc., siempre y cuando estemos dispuestos a aprender de nosotros mismos y de nuestra situación.

Aquello que desprecias y matas en tu interior es en lo que corres peligro de convertirte. En este enfrentamiento contra fieras crueles la única arma efectiva es el amor. Y esto es más real cuan más conscientes somos de que dichas fieras se encuentran siempre dentro de nosotros mismos.

Sólo nos convertimos en héroes cuando nos enfrentamos a nuestros propios demonios y los vencemos. Indaga en tu cuerpo físico y libera las limitaciones que le dejaron experiencias pasadas. Estarás liberando lo físico y lo psíquico al mismo tiempo. Poco a poco tu ser se parecerá más a un alma libre.

Manuel Mejías, El camino del guerrero. (P. 57)